Este 21 de octubre de 2025 quedará grabado en la memoria de los miles de pobladores de San Ignacio como el comienzo de la transformación urbana más importante de su historia: el inicio de las obras de alcantarillado sanitario, una intervención clave que mejorará las condiciones de vida y salubridad de toda la ciudad.
En su primera etapa, el sistema beneficiará a 12.000 personas, y al concluir alcanzará a más de 18.000 usuarios. Los trabajos comenzaron en la intersección de las calles Edelmiro Vera y 14 de Mayo, en el barrio San Vicente, y se extenderán a los barrios María Auxiliadora, San Isidro, Santo Ángel, San José, San Salvador, San Francisco y San Roque.
Con una inversión de G. 114.000 millones, el proyecto contempla la instalación de 32 kilómetros de redes de alcantarillado, dos estaciones de bombeo y una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR).
Participación ciudadana y transparencia
La iniciativa incorpora un fuerte componente social que promueve la transparencia y la participación ciudadana. A través de reuniones barriales y visitas domiciliarias, el MOPC mantiene informada a la comunidad sobre las obras, calles intervenidas, cronogramas de trabajo y beneficios del nuevo sistema sanitario.
Estas acciones permiten a los vecinos conocer el alcance del proyecto y participar activamente en su desarrollo, fortaleciendo la relación entre la institución y los futuros usuarios de un servicio esencial para el bienestar colectivo.
Todo esto forma parte del “Programa de Saneamiento de Ciudades Intermedias”, ejecutado por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y financiado por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) mediante un préstamo de USD 52 millones, que abarca, además, otras ciudades como Santa Rosa del Aguaray (San Pedro), Santa Rita (Alto Paraná) y Carapeguá (Paraguarí).
Arroyos dejarán de recibir aguas contaminadas
La futura PTAR de San Ignacio, en el departamento de Misiones, contará con tecnología avanzada para el tratamiento integral de las aguas residuales, capaz de eliminar residuos sólidos, grasas, aceites y arena, además de aplicar un proceso biológico de depuración final. Gracias a ello, las aguas vertidas a los arroyos estarán libres de contaminantes, contribuyendo a la protección de los recursos hídricos y al cuidado del ambiente.
Con su entrada en operación, se dejará atrás el uso de pozos ciegos, práctica que durante años representó un riesgo sanitario y ambiental al provocar la infiltración de efluentes en las napas subterráneas.
Ejecución y supervisión técnica
La obra está a cargo del Consorcio Rovella-Tocsa, conformado por Rovella Carranza S.A. (Argentina) y Talavera Ortellado Construcciones S.A. (TOCSA), bajo la supervisión de la Coordinación de Agua Potable, Saneamiento y Obras Hidráulicas (CAPSOH) del MOPC. La fiscalización corresponde al consorcio ELC–CYD, integrado por Electroconsult del Paraguay S.A. y CyD Ingeniería Ltda., mientras que el gerenciamiento está a cargo del Grupo TYPSA.
Con este emprendimiento, San Ignacio da un paso histórico hacia el desarrollo sostenible, dejando atrás décadas de rezago en infraestructura sanitaria y consolidándose como una ciudad moderna, saludable y preparada para crecer.
Fecha: 21 de octubre de 2025


